After Dark

Haruki Murakami strikes again. En su más reciente novela, editada en nuestro país hará hace una semana, el escritor nipón permanece fiel a su estilo, que tanto gusta a nosotros sus seguidores: personalidades atormentadas que se ven rodeadas de, dentro del marco de la hiperrealidad, situaciones surrealistas y otras que acaban trascendiendo y encauzando hacia una nueva dirección sus vidas. Una mezcla extraña y sugestiva que te deja, como todos los demás trabajos que ha hecho, enganchado hasta el último punto.

Mari Asai ha decidido trasnochar, no quiere volver a su casa. Mientras lee en un café familiar, un chico llamado Takahasi le interrumpe porque recuerda haberla conocido antes. Con esto empieza lavelada de nuestra protagonista, pero no será el único personaje que conozca en su periplo. La encargada de un love-ho, una prostituta china, un oficinista-búho, varios gatos... su visión cínica y tímida nos acompañará mientras, poco a poco, vamos deshilando los detalles de su vida y de su hermana, Eri Asai, una "idol" a la que cada vez se siente menos cercana. Eri mientras tanto duerme plácidamente en su cama. Nada quebranta la monotonía de su habitación, hasta que su televisor desconectado empieza a emitir extrañas imágenes...

Una noche. Solo una noche necesita Murakami para presentar, desarrollar y finiquitar unos personajes que apenas se alejan de la plantilla que suele usar en sus otros trabajos. Lectura rápida, ávida y enriquecedora. Pese a todo, no llega a calar tan hondo como Tokyo Blues, o a sumergirte tanto en la historia como con "Kafka en la orilla".

A mon avis, le pondré un 8,75/10.