Un hombre en la oscuridad

El más reciente libro del escritor norteamericano Paul Auster es una criatura bicéfala, de dualidad argumental y estilística nacida de un tronco común que es la desbocada mente de un crítico literario insomne con problemas familiares, que, a falta de algo mejor, libera a su mente cada madrugada y construye él sólo (y para él sólo) historias ficticias, para matar el rato antes de que asome el sol.

Y así nos podemos encontrar con una primera mitad en la que el protagonista es (como dentro de una muñeca rusa) el personaje de nuestro personaje, un pobre hombre que se despierta en un hoyo, convertido sin quererlo y sin saberlo en cabo del ejército norteamericano, un ejército que vive una guerra civil en una nación que se resquebraja y que, flotando en esa hipótesis fantástica, jamás vivió el 11-M. Así, surfeando entre la crítica política y la crueldad, avanzamos hasta que el libro se bifurca y toma otro tramo, más personal, en el cual nuestro personaje-búho recibe la visita de su nieta y repasan, en la oscuridad de su habitación de anciano, una vida difícil, con altibajos, muy del estilo surrealista que tanto le gusta (y me gusta) a Auster.

Un libro muy interesante, curioso, que gusta de explorar e ir avanzando, aunque, a desgracia mía, llega un momento en el que se le quita toda la importancia a la primera historia (más atractiva a mi gusto) y pasa a ser un monólogo de desgracias muy bien montadas, con broche ácido al final y alusión a la actual guerra de Irak.

Mundos paralelos en universos no tan distantes. Al final, todos acabamos siendo los mismos. Un 8,5/10 para ti esta vez, Paul.