El Lobo Estepario

Herman Hesse inmortalizó para la posteridad un hombre, una personalidad, un perfil contemporáneo muy común en sus años pero que todavía pulula por nuestra sociedad. Hablo de los lobos esteparios, personas solitarias, amargadas, cultas y atormentadas, que sufren en su fuero interior la batalla entre lo humano y lo animal, ese crudo conflicto que les hace inestables y poco sociables.

Harry es el lobo estepario de la novela, un burgués que fracasó en su vida y que, en uno de sus paseos, recibe un panfleto de un desconocido que reza "Tractat del Lobo Estepario". En él se le autorretrata a la perfección, y le indica pasos que debe o no seguir, así como el hecho de que la única salida que le queda para liberarse del dolor y melancolía es el suicidio. Con esto en mente, el pobre Harry vive obsesionado por ese hecho, con rasgar sus muñecas con una cuchilla de afeitar. Pero una noche descubre a una joven, una sonrisa cálida y acogedora que no teme a la fiera que tiene en su interior y que pretende ayudarle, amarle. Pero a cambio ella pide que le de muerte. Y con esta su primera amistad en muchos años, Harry empieza su reabilitación, su vuelta y asesinato del monstruo que guarda dentro.

Escrita con un tono oscuro al principio, luego nítido y luminoso en su recuperación y que termina con magia onírica y surrealista, El Lobo Estepario es, como el Tractat, un librito de instrucciones, una descripción novelizada de esa faceta, para algunos mayor que para otros, del lobo solitario, nuestra bestia, nuestro lado animal.

Buena, sin duda. Un 8,75/10