Eduardo Mendoza, escritor catalán de renombre, ganador de varios premios nacionales e internacionales, nos deleita esta vez con una novela revuelta en sutil ironía, crítica y parodia de las novelas policíacas e históricas, situando la acción en un espacio harto conocido por nuestra cultura y junto con unos personajes que, solo tal vez, nos suenen de haberlos oído. Pomponio Flato es un acomodado romano que, mientras viajaba en búsqueda de unas aguas de efecto miraculoso (y que después de varios intentos lo único que le producen es un malestar continuo de intestinos, lo que conlleva su famosa flatulencia) aterriza por azar o desgracia en Nazaret, donde el carpintero está a punto de ser ajusticiado por los suyos, acusado de asesinato. El hijo de este, cándido y particular, le pide a nuestro protagonista que le ayude a desvelar el misterio, que, a instancias de cada detalle, se va complicando y ensanchando. Muy divertida, singular, casi perfectamente escrita y con unos guiños conocidos acertados, que te permiten darle una segunda visión a una historia taaan re escuchada. Un 8,25/10 para tí. ^^
1 comentario:
¡Toc-toc! ¿Se puede?
Entre un insomnio típico de domingos y un monotemático cerebro edulcorado, me he decidido por hacer un comentario en esta referencia.
En realidad es muy breve lo que quería aportar: ¿alguna vez has visto a alguien zamparse ocho kilos de churros en la periferia de Madrid?
De ser así, avísame, porque yo sólo lo he leído del diario que Mendoza le robó al compañero de Gurb.
No sería tan agradable conocer a este último nombrado, siempre borracho y travestido (aunque tampoco sabría decir si los extraterrestres tienen sexo).
Si realmente lo has visto... entonces no sirve de mucho mi aportación.
Sólo venía a leer y me he encontrado con que quería darte las buenas noches entre madrugadas con olor a suavizante.
Buenas noches, Cielo.
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